La diosa Epona y el pacto del caballo

Epona es la encargada de acompañar al alma en su viaje final, después de la muerte. Comenzó siendo la diosa de los caballos de los celtas, y su centro de influencia estaba en la Galia. Su asociación con el caballo la hizo la patrona de los animales domésticos. Y eso la convirtió en la diosa de la sanación y la fertilidad…

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La diosa Epona, diosa protectora de los équidos, de la fertilidad y de la naturaleza, es una de las principales deidades del mundo celta. El nombre de Epona proviene de la épica francesa, y precisamente significa caballo, los celtas solían representarla como una yegua divina.  Sus seguidores estaban en todos los estamentos sociales y además de venerada por la caballería y el ejército, era también una divinidad doméstica, que presidía la cría de caballos y adorada, en general, como diosa de la abundancia y la prosperidad.

La soberanía celta

El caballo destaca como un emblema de fortaleza, perseverancia y rapidez, ingredientes básicos de la fórmula para el éxito y expansión del pueblo celta. Los diferentes rituales fueron variando con los siglos.

Una costumbre todavía vigente en el siglo XII atestigua como se conseguía la soberanía celta. Epona era una diosa de soberanía, que transformada en yegua copulaba con el rey electo en la ceremonia de «Consagración». Posteriormente al acto, la yegua sagrada era sacrificada, cocida y consumida por el rey. En algunos de los pueblos celtibéricos, como entre los cántabros, era habitual el sacrificio de caballos para beber su sangre. Este ritual tenía un claro componente mágico e indica que consideraban sagrados a estos animales, tal y como relataron Silio Itálico u Horacio.

Epona en la península ibérica

La asociación del caballo con divinidades femeninas está testimoniada desde la Edad del Hierro por la presencia de monedas con jinetes femeninos. Epona es una diosa protectora de los soldados y oficiales de caballería, aunque en la Península Ibérica no hay indicios que nos lleven a pensar su relación con las fuerzas militares.

En Galicia es la diosa de los árboles, las fuentes, los ríos y los caballos. De ella depende la supervivencia de los elementos. Es la guardiana de lo que los Druidas consideraban su templo: el bosque. Los celtas la asociaban también con las aguas sagradas, y muchos de sus templos estaban situados cerca de fuentes termales. Quizás por esta razón, algunas veces aparece desnuda, como una ninfa o dríada, y también era vista como la diosa protectora de las fuentes, ríos y arroyos.  También aparece representada en la cueva de Santa Leocadia, Álava, cabalgando hacia el interior de la cueva en la que se hallaron huesos humanos, lo que apunta a esta función de caminante entre mundos.

Con la conquista de la Galia, los romanos adoptaron rápidamente los ritos de Epona, y la caballería la tomo como patrona. Le dedicaron altares en los establos, que decoraban con rosas. Fue la única diosa celta a quien le fue dedicado un templo en Roma, así como su propia festividad: 18 de Diciembre. Gracias al ejército romano, se extendió el culto de Epona por todo el Imperio, sobrevivió a su caída y fue venerada hasta el siglo XII.

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Epona en Europa

Cuenta el escritor griego Agesilaos que Epona nació de un hombre llamado Furius Stellus, quien fue conocido por su enorme odio hacia las mujeres, y de una yegua.

Algunos historiadores la asocian también con Lady Godiva, la mujer que protestó ante la realeza por los tremendos impuestos hacia los pobres, apareciendo desnuda con su caballo en la ciudad de Coventry, en Inglaterra.

Sin embargo, en Alemania, Epona fue honrada como una guía espiritual de los muertos. En Irlanda se asociaba con las pesadillas de las personas. Sin embargo, por regla general, Epona era venerada como una diosa protectora del saber.

Hoy en día es símbolo de las amazonas modernas. Sin ir más lejos, hay muchas escuelas de equitación que llevan su nombre, incluso yeguas que han participado en importantes competiciones ecuestres. También en la literatura se encuentran novelas de caballos que utilizan el nombre de Epona.

El caballo

En la mitología el caballo es guía para el hombre en los brillantes mundos espirituales de los dioses, medio entre el reino terrestre y lo espiritual, pero también en las oscuras regiones accesibles a través de los sueños. Su principal regalo es el de poder ver el futuro, ya que como conocedor de los misterios del Otro Reino con su instinto comprende lo que el ojo humano no sabe ver ni distinguir, salvando así los hombres de los peligros. Por eso es guía, medio de transporte entre los mundos, viajero entre el reino terrestre y el espiritual.

A menudo se asocia con el fuego y el agua- las dos puertas de los mundos del más allá- a la vida y a la muerte, incorporando en si mismo el espíritu del grano como Epona su tutora y dándole los poderes de la fecundidad de la tierra y de la sexualidad, de la vegetación y de su poder de renovarse periódicamente, de la vida a través de la muerte, de los ciclos vitales ligados a la luna y a las aguas, de los poderes de los sueños, de la adivinación, pero también los caracteres brillantes del heroísmo y la nobleza.

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El caballo constituye uno de los arquetipos fundamentales que la humanidad haya inscrito en su memoria. Representa el poder ascensional de las fuerzas naturales, la capacidad innata de espiritualización, de transformación del mal en bien.

Imágenes Vía Pinterest

Fuentes : Ethnos – Wikipèdia

 

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