Atropa Belladonna : el veneno de las brujas

La belladona siempre estuvo vinculada a las leyendas y la brujería, siendo una planta  muy utilizada en otros tiempos y con una gran tradición mágica.  En la actualidad se la utiliza principalmente en oftalmologia, y también en casos de neuralgias, tos, asma y Parkinson, debido a su alta toxicidad se reserva su uso exclusivamente a la industria farmacéutica..

La palabra “atropa” que hallamos en su nombre científico procede de “Átropos”, una de las tres moiras que en la mitología griega se encargaban de cortar el hilo de la vida, de modo que se pone en relieve la relación que se le atribuía a la belladona con la muerte, debido a la naturaleza venenosa de la planta.

La belladona es una planta que crece en bosques húmedos de Europa, Asia y África. En el norte de España también se puede encontrar esta planta. Puede llegar a medir un metro aproximadamente. Tiene unas flores moradas acampanadas muy llamativas y bonitas y unos frutos negros parecidos a las bayas pero que huelen muy mal.

La belladona tiene efectos hipnóticos y anestésicos, disminuye la secreción de las mucosas, y puede paralizar el sistema digestivo, el sistema respiratorio y producir fuertes alucinaciones. Su toxicidad produce sequedad de la boca, de la nariz y los ojos, risa incontrolable, vómitos, parálisis, hipertensión y migraña. Elimina la sudoración y la producción de leche lactante.

Introducción a la historia

Durante el antiguo Egipto se consumían pequeñas dosis de belladona ya que se creía que tenía el poder de permitirte ver mundos misteriosos. Se cree que su nombre popular “belladona” puede estar debido a que durante el Imperio Romano, las mujeres se aplicaban pequeñas cantidades de la baya bajo los ojos, para que se les dilataran las pupilas y parecer así más bellas.

También se ha utilizado como narcótico hasta la Edad Media. Se usaba como alucinógeno -por sus potentes efectos psicotrópicos- en los rituales de brujería y, dada su elevada toxicidad (la ingestión de 10-15 bayas puede producir la muerte en un hombre adulto) ha recibido nombres tan explícitos como cereza del diablo, hierba de la muerte o baya de la bruja.

Witch illustration, October 1858, Harper's magazine
Witch illustration, October 1858, Harper’s magazine

Leyendas europeas

Las ménades de las orgías dionisiacas en la mitología griega, se arrojaban con los ojos dilatados a los brazos de los hombres que adoraban a este dios, o bien «con los ojos de fuego», caían entre los hombres para despedazarlos y comérselos. El vino de las bacanales frecuentemente era adulterado con jugo de belladona. Otra creencia de la época clásica sostenía que los sacerdotes romanos bebían una infusión de belladona para honrar e invocar la ayuda de Bellona, diosa de la guerra y conseguir la victoria de los ejércitos.

De acuerdo con algunas tradiciones orales que se conservan en tierras europeas, el espíritu que habita dentro de la planta de belladona sólo sale una noche al año: la noche de Walpurias, cuando se prepara para celebrar el Sabbath con las brujas.

En tierras célticas hay una superstición que vincula a la belladona con una hechicera encantadora a la que es peligroso mirar.

Otra leyenda cuenta que cierto hechicero trato con esta flor a una mujer enferma, provocando un estado de sueño que se prolongo durante varios días. Al despertar, la mujer, se mostró molesta pos haber “sido despojada del estado hipnótico en que se encontraba, que la llevaba a lugares maravillosos, llenos de placeres y lujurias”. Al dar a conocer su experiencia, se prohibió la flor y fue considerada como “demoníaca” por la iglesia.

Envenenamientos célebres con belladona

Se supone que la belladona fue empleada para envenenar a las tropas de Marco Antonio durante la guerra de Esparta, según la descripción que Plutarco hizo sobre los extraños efectos que siguen a su uso. Con la misma planta fue envenenado Claudio, el emperador romano.

Según  relato del libro ‘Plantas Mágicas’  en su historia de Escocia, publicada en 1582, relata que cuando Duncan I era rey de Escocia, los soldados de Macbeth invadieron a los Daneses envenenando a todo su ejército con un licor mezclado con belladona que les dieron a beber durante una tregua. Y una enfermera llamada María Jeaunueret, fue condenada en Suiza a veinte años de trabajos forzados por haber envenenado con belladona a nueve personas, de las cuales murieron seis.

Leyenda de las escobas voladoras

Hoy por hoy como decíamos, por su gran toxicidad, no se utiliza en ningún formato en fitoterapia ni naturopatía, pero hasta el siglo XIX se utilizaba comúnmente en rituales de brujería para conectar con los espíritus, aliviar el dolor de muelas y viajar a otros mundos.

Según  relato del libro  ‘Plantas de los Dioses‘ fue durante la Edad Media cuando en Europa la belladona asumió el papel más importante en la brujería y en la magia. Era uno de los principales ingredientes de las pócimas y ungüentos empleados por brujos y magos. Había una mezcla muy potente que contenía belladona, beleño, mandragora  y grasa de recién nacido, que se frotaba sobre la piel o se insertaba en la vagina para ser absorbida.

La famosa escoba de las brujas, es una de las creencias mágicas europeas más viejas. En una investigación por sospecha de brujería llevada a cabo en 1324 se informó que «al revisar el desván de la dama, se encontró un tubo de ungüento, con el cual se engrasaba un bastón, sobre éste podía deambular y galopar a través de todos los obstáculos donde y como ella quisiera»

Una cita en el libro Historia de las Hierbas Mágicas y Medicinales apunta : “una antigua leyenda dice que la belladona se encuentra permanentemente vigilada por el diablo, razón por la cual su ingestión es mortal”..

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